PROVERBIOS
UN LIBRO DE SABIDURÍA
La palabra hebrea que traducimos «proverbio» designa un conjunto de estilos literarios mucho más amplio que lo que entendemos por proverbio en español. El término hebreo incluye refranes, enigmas y también poemas más extensos, como el poema acróstico sobre las cualidades de la mujer «virtuosa» en Pr. 31:10-31. Este tipo de género literario está presente prácticamente en todas las culturas, a través de la historia de la civilización. Además de algunos textos de contenido explícitamente teológico (por ej., Pr. 1:7; 2:5-8; 3:5-12; cap. 8 y 16:1-11,20), el libro de Proverbios parece reflejar las conclusiones de personas que observaron con mirada atenta el mundo a su alrededor, procurando comprender principios fundamentales que rigen la vida humana.
De acuerdo con el pensamiento israelita, tales observaciones se fundan en que Dios creó el mundo y dispuso un orden en la creación, según se desprende claramente de Pr. 3:19-20 y 8:22-31. De este modo, los israelitas pudieron reconocer la legitimidad de la sabiduría procedente de fuentes fuera de Israel, como lo manifiesta 1 R. 4:30-31 y las referencias a no israelitas reconocidos por su sabiduría. Esencialmente, estos no objetaban la incorporación de dichos de sabios no israelitas en su tradición sapiencial.
No obstante hay dos salvedades que sí eran esenciales para Israel: en primer lugar, parte de la «sabiduría» de otras culturas se originaba en creencias religiosas y en prácticas de tipo ocultista. La ley prohibía este tipo de actividades en Israel, y el pueblo rechazaba cualquier enseñanza sapiencial derivada de estas prácticas. Segundo, el marco fundamental en la búsqueda de la sabiduría de Israel está dado por textos tales como Pr. 9:10: «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia». El temor de Dios implica reconocer quién es Él (el soberano Creador de todas las cosas) y quiénes somos nosotros (criaturas hechas por Dios, ante quien debemos rendir cuentas), para que, luego, vivamos toda nuestra vida con plena conciencia de esta realidad.
Israel también creía que el orden dispuesto por Yahvéh (Dios) en el mundo regía también en el ámbito de la teología, la ética y la moral, y la incapacidad de tener en cuenta a Dios y Su revelación en dichos ámbitos entrañaba el riesgo de cometer graves errores. Yahvéh se había revelado a Israel mediante la ley y los profetas, y para Israel, alcanzar sabiduría se enmarcaba en el contexto particular de esa fe y esa revelación. Por lo tanto, quien busca sabiduría debe comenzar por reconocer a Dios como el Creador y Aquel en quien encuentra su designio el orden que rige al mundo, y debe aceptar la autoridad divina sobre su vida. El conocimiento de Dios alcanzado mediante la revelación que recibió el pueblo de Israel es lo que le permite a una persona establecer una correcta relación con la realidad que está tratando de comprender. Además, la sabiduría, el conocimiento y el entendimiento llegan mediante la revelación de Dios en la ley y los profetas, y permite a la gente conocer aspectos importantes del orden instaurado por Dios, particularmente en lo concerniente a la verdad sobre Él, la moral y demás aspectos del comportamiento humano. Así, la sabiduría, cualquiera fuera su origen, debía ser consecuente con lo que Dios le había enseñado a Israel a través de Su particular revelación.
LA INTERPRETACIÓN DE PROVERBIOS
Se han planteado objeciones al contenido de Proverbios porque da la impresión de exigir una determinada conducta en un pasaje y, luego, exigir una conducta diferente e incompatible en el resto del libro, o bien porque hace promesas de orden general que los demás libros de la Biblia parecen contradecir o, al menos, matizar. Proverbios también hace afirmaciones de carácter universal que la realidad parece contradecir (por ej., los proverbios que prometen larga vida al sabio y al justo, y una muerte temprana al malvado). Debemos tomar todos los recaudos necesarios para interpretar el contenido dándole debida consideración a la naturaleza de cada proverbio y a la manera en que la audiencia original los entendía. Muchas de las objeciones planteadas reflejan incapacidad de entender qué es un proverbio y qué función cumplen en la cultura donde se originan.
El tipo de dichos en Proverbios corresponden a un pensamiento y un método de enseñanza que la cultura occidental moderna ha abandonado casi por completo. Los proverbios expresan más bien verdades de carácter general, no promesas o leyes inalterables; usualmente, cada proverbio presenta una pequeña porción de verdad, sin pretensión de hacer una declaración completa y exhaustiva sobre determinado tema. Por ejemplo: «La blanda respuesta quita la ira…» (15:1) es un aspecto de un tema mucho más amplio referido a la sabiduría al hablar y nuestra reacción ante el enojo de otras personas. Este principio no es más que una pequeña pieza dentro de un mosaico mucho más grande, y la tarea del estudioso implica, además de armar el mosaico pieza por pieza, aprender a aplicar con habilidad estos principios al enfrentar desafíos y dificultades en la vida. El propósito de la sabiduría en Proverbios es adquirir la capacidad de vivir en armonía con el orden instituido por Dios en la creación.
La mayoría de los proverbios expresan sólo una verdad de carácter general, sin intención de puntualizar excepciones o salvedades. Así se logra resaltar de manera efectiva el principio que se desea enseñar, evitando desviar la atención hacia las excepciones. Los autores de los proverbios también se valieron del ejemplo de personajes idealizados y de la hipérbole para enfatizar las enseñanzas que querían transmitir. Por ejemplo, si bien «el perezoso» existe en la vida real, la descripción de Proverbios usa una adjetivación exagerada a fin de resaltar sus rasgos esenciales. Es probable que jamás lleguemos a conocer a alguien que se ajuste a esa descripción, puesto que la unión de todas las piezas que componen la figura del perezoso en el libro da como resultado un perfil estereotipado. Otro tanto ocurre con la mujer virtuosa en Pr. 31 y con las descripciones del sabio y el necio a lo largo de todo el libro.
En el caso de dos proverbios que parecen disentir, o incluso, contradecirse, el primer proverbio lleva al lector en una dirección, y luego, el segundo establece un principio que funciona como contraste y equilibrio. Esto le hace ver al lector otro aspecto de las aptitudes y el conocimiento necesarios para vivir en un mundo complejo. Por ejemplo, Pr. 26:4 enseña: «Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él», mientras que el versículo siguiente dice: «Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión». El que estudia los textos sapienciales descubre que cada encuentro con una persona necia exige una respuesta acorde con esa situación particular. Asimismo, se percata de que hay diversas formas de encarar la situación, y que posiblemente la respuesta del sabio se encuentra en un punto medio entre posiciones extremas; la meta de quien busca la sabiduría es, pues, convertirse en un artífice de sabiduría capaz de encontrar la respuesta apropiada en cada situación que deba enfrentar.
De igual modo, también la ambigüedad que suele caracterizar a los proverbios responde al mismo propósito y método pedagógico. Esa ambigüedad confronta a quien estudia los textos de sabiduría con la necesidad de analizar las diferentes aristas de un proverbio junto con las diversas situaciones en las que sería apropiado aplicar ese principio. Además, la ambigüedad promueve un proceso de reflexión permanente para establecer un límite legítimo de aplicación del principio.
Aunque el libro aborda una amplia gama de temas, muestra un marcado interés por ciertas cuestiones, tales como la oposición entre el sabio y el necio, la importancia de virtudes como diligencia y dominio propio, la importancia de hablar con sabiduría, las advertencias contra la inmoralidad sexual, el uso responsable del dinero, las prioridades y las recomendaciones sobre cómo comportarse debidamente en diferentes contextos sociales. La mayoría de los proverbios se ocupan de cuestiones de orden general, pero su propósito es ayudar a la gente a adquirir las habilidades necesarias para actuar con sabiduría en cada situación particular que les toque vivir.
