MATEO
FECHA DE COMPOSICIÓN
Ignacio, uno de los padres de la iglesia, citó el Evangelio de Mateo alrededor del año 110 d. C. (quizá también había sido citado en la Primera Epístola de Clemente, unos quince años antes), por lo tanto, no pudo escribirse mucho después del 90 d. C. La mayoría de los eruditos de la alta crítica proponen una fecha cercana, no mucho antes del año 90, basados en las mismas razones que los llevan a negar que Mateo sea el autor. Debido a que algunos textos del Evangelio parecen indicar que el autor tenía conocimiento de la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos, se considera inviable una fecha anterior al 70 d. C.
Pero dejando de lado el prejuicio que lleva a rechazar que Jesús hubiera podido anticipar la caída de Jerusalén, las pruebas a favor de una «profecía» a posteriori del hecho no son tan claras como algunos proponen. En primer lugar, las palabras de Jesús (Mt. 22:7; 24:15) son de carácter tan general, que uno rápidamente se da cuenta de que no implican que el autor tuviera conocimiento de la destrucción de Jerusalén como un hecho. Segundo, algunos episodios del Evangelio de Mateo presentan un escenario previo al año 70 d. C., lo cual hubiera requerido algún tipo de aclaración por parte del autor si el templo ya hubiera dejado de existir (por ej., la discusión sobre el impuesto del templo en 17:24-27). Por lo tanto, no existe razón para negar la posibilidad de que el Evangelio se escribiera antes del 70 d. C. Según Ireneo, Mateo se escribió mientras Pedro y Pablo estaban predicando en Roma, lo cual remontaría, al menos las versiones más antiguas, hasta alrededor del año 60 d. C., suponiendo que la información de Ireneo provenga de una tradición confiable. Desconocemos la fecha exacta de composición de Mateo, pero parece razonable ubicarla en la década del año 60 d. C.
TEMAS
Si bien en líneas generales los Evangelios coinciden entre sí, cada uno destaca un aspecto diferente respecto de la trascendencia de la vida y el ministerio de Jesús. En el caso de Mateo, la trascendencia está dada en el papel de Jesús como el Mesías prometido, descendiente de David, el rey de Israel. Muchas de las características particulares de este Evangelio están vinculadas a este tema principal. Un rasgo relevante de Mateo es que cita profecías del A. T. que se cumplieron en la vida de Jesús. Con frecuencia se lo critica a Mateo por sacar dichas «profecías» de contexto y aplicarlas incorrectamente. Sin embargo, debemos entender su manera de citar a la luz de la práctica habitual en el siglo i; veremos, entonces, que la acusación es menos pertinente que lo que se piensa. Otros aspectos de Mateo vinculados al tema de Jesús como Rey prometido incluyen: largos discursos didácticos mediante los cuales las palabras de Jesús se vuelven nueva ley para la iglesia; la confesión de que Jesús es el Hijo de Dios en términos divinos (en contraste con una visión exclusivamente mesiánica); y la extensión de las promesas del reino, que ahora alcanzaban a las naciones gentiles y cumplían así la promesa hecha a Abraham.
