Habacuc

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Habacuc fue un profeta de fines del siglo vii a. C., contemporáneo de Jeremías. Una posible explicación de su nombre es considerarlo derivado del verbo «abrazar». Sin embargo, la grafía Ambakoum en la versión griega del A. T. remite a una raíz que significa «planta» o «vegetal». Aparte de su actividad profética, no contamos con ningún dato cierto sobre la vida personal de Habacuc. Según la tradición, habría sido sacerdote de la tribu de Leví. La obra apócrifa Bel y el Dragón relata que Habacuc fue llevado por un ángel a Babilonia para suministrarle comida a Daniel en el foso de los leones. Habacuc debió de profetizar poco tiempo después de que Judá fuera sometida por Babilonia. Según 1:7, el poderío babilónico ya era conocido y temido por las demás naciones, pero aún no habían sometido a Judá como vasallo del Imperio. Dado que la primera incursión de Nabucodonosor en Judá se produjo en el 605 a. C. (Dn. 1:1-2), Habacuc debió de haber profetizado antes de esa fecha. Por otra parte, no hizo mención de los asirios, lo cual permite deducir que predicó después de la caída de Nínive, en el año 612 a. C.


A Habacuc le preocupaba el tema de la justicia divina, y se encontró frente a un dilema. Dios estaba dispuesto a castigar la violencia de Judá, el reino del sur, a través de los babilonios, pero ¿qué haría con los babilonios? ¿Acaso no eran ellos más violentos y malvados que los habitantes de Judá? Habacuc no temió cuestionar el propósito de Dios ni esperar Su respuesta, como leemos en 2:1: «… velaré para ver lo que se me dirá…».


El libro de Habacuc contiene una «profecía» (1:1) y una «oración» (3:1). La profecía anuncia el castigo contra todos los que cometen iniquidad, sean habitantes de Judá o babilonios. La oración se presenta con el término sigionot, una referencia a la melodía o al estilo de la composición (ver Sal. 7). Otros términos musicales en la oración de Habacuc incluyen la palabra selah (3:3,9,13) y una referencia a los «instrumentos de cuerda» (3:19). Además, la oración tiene una dedicatoria al «jefe de los cantores» (3:19). Indudablemente, el cap. 3 es una composición para ser usada en el culto litúrgico, acompañada de música instrumental.

SIGNIFICADO DEL MENSAJE DE HABACUC

En su afán de obtener riquezas y afianzar su poder, los asirios practicaron violencia y crueldad con las demás naciones. Así provocaron la destrucción de Samaria, capital de Israel, y más tarde invadieron Judá, en tiempos de Ezequías. La metodología empleada para la construcción del Imperio consistía en imponer el pago de tributos anuales a sus vasallos, seguido de la invasión del territorio en caso de incumplimiento. Luego, el monarca asirio designaba un rey títere para ocupar el trono de la nación insurrecta. Si la insurrección persistía, dicha nación se incorporaba directamente al Imperio. Esta descripción corresponde al período denominado neo-asirio, durante el cual el Imperio se extendió hasta Babilonia en el sur, la región siro-palestina en el noroeste, Egipto en el suroeste, y la región de Turquía en el norte.


Resulta sorprendente que un rey malvado como Acaz tuviera un hijo como Ezequías, que condujo nuevamente a la nación a servir al Señor. Quizá Miqueas e Isaías tuvieron cierto grado de influencia sobre el joven príncipe, antes de que llegara a ocupar el trono como único monarca, al morir su padre. A diferencia de sus antecesores, Ezequías destruyó los lugares altos y otros símbolos de idolatría (2 R. 18:4). Lamentablemente, esta reforma religiosa no llegó a lo profundo del corazón de la gente, y el propio hijo de Ezequías, Manasés, no tardó en revertir todo lo bueno que su padre había realizado.