GÉNESIS
LA CREDIBILIDAD DE GÉNESIS
Dado que los acontecimientos relatados en Génesis precedieron a la época de Moisés, surge el interrogante sobre cómo obtuvo esa información. Durante la mayor parte de la era cristiana, el argumento predominante fue que se combinaron la revelación divina con los testimonios escritos preexistentes, tales como genealogías y relatos.
Sin embargo, poco a poco, en el transcurso del siglo xix, una nueva posición ganó consenso entre eruditos de la alta crítica, quienes comenzaron a sostener que el Pentateuco fue obra de varios redactores judíos que sucesivamente unieron textos de fuentes antiguas que se remontaban a los siglos x al vi a. C. En lugar de considerar el Pentateuco como «obra mosaica», lo concibieron como «un mosaico». Hasta la fecha, los eruditos que adhieren a esta corriente consideran que los relatos incluidos en el Pentateuco son una ficción creada siglos después de ocurridos los presuntos hechos, probablemente durante el exilio.
Sin embargo, contamos con pruebas elocuentes de que los relatos de Génesis reflejan el escenario político y cultural del segundo milenio a. C. La estructura y el contenido de los capítulos 1 al 11 son comparables, en términos generales, a la epopeya babilónica de Atrajasis (aprox. 1600 a. C.). Las costumbres sociales y religiosas de los patriarcas son más afines con el período más temprano que con el primer milenio a. C. Por ejemplo, el matrimonio de Abraham con su media hermana, Sara, estaba prohibido en la ley mosaica (Gn. 20:12; Lv. 18:9), y parece poco probable que los judíos del período del exilio inventasen episodios contrarios a la ley o preservasen tales relatos, a menos que se tratara de tradiciones bien consolidadas. Asimismo, el uso predominante de palabras compuestas con la partícula El para nombrar a Dios (por ej., Dios Todopoderoso [El Shaddai], 17:1) en el libro de Génesis marca un claro contraste con la virtual ausencia de tales palabras en los textos del primer milenio a. C. La actitud tolerante hacia los gentiles y la libertad de desplazamiento de los patriarcas no corresponden al escenario de épocas posteriores. La evidencia considerada en su conjunto permite sostener que Génesis preserva la memoria de acontecimientos históricos.
GÉNESIS Y MITOS ANTIGUOS
Ante el paralelismo entre los capítulos 1 al 11 y los mitos de la creación y del diluvio, surge la pregunta sobre la posibilidad de que los relatos bíblicos no sean otra cosa que la versión hebrea de mitos sobre el origen del mundo.
Al considerar la importancia de dicho paralelismo, debemos tener en cuenta las siguientes premisas. En primer lugar, no todo paralelismo tiene igual importancia, puesto que hay paralelismos menores fácilmente atribuibles al tema en común. Segundo, no es posible determinar fehacientemente cuál tradición es deudora de las demás. Lo mejor en este caso es suponer la existencia de una memoria universal como fuente. Tercero, las historias cumplen funciones diferentes. Por ejemplo, el relato babilónico del diluvio incluido en el poema épico de Gilgamesh es accesorio al núcleo principal de la historia, que es la búsqueda de la inmortalidad por parte de Gilgamesh. En la Biblia, en cambio, el diluvio constituye el tema central de la narración.
La teología de las Escrituras se diferencia del politeísmo de la antigüedad, y este hecho por sí mismo permite argumentar en contra de una posible dependencia de la Biblia respecto de fuentes de otras culturas. El autor de Génesis conocía el contexto cultural de otras naciones y con frecuencia creaba sus relatos para refutar la visión predominante. El marco histórico de los capítulos 1–11 (por ej., «estos son los orígenes», 2:4; 5:1) y las genealogías (caps. 4–5; 10–11) son indicadores de que el autor escribió un relato histórico, no un mito literario.