2 CORINTIOS

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La carta de 2 Corintios forma parte de un conjunto de cartas que tratan sobre los hechos ocurridos en torno a la comunidad cristiana en la ciudad griega de Corinto, y debe entendérsela dentro de este preciso contexto histórico.

 

Entre los años 49 y 51 d. C., el apóstol Pablo permaneció en Corinto formando una nueva iglesia, con la ayuda durante algún tiempo, de Silvano y Timoteo (2 Co. 1:19). Seguidamente, desde el 52 hasta el 55 d. C., Pablo estuvo en Éfeso, distante tres días de viaje por mar. Poco después de la partida del apóstol, la iglesia de Corinto recibió varios visitantes: Apolos, Cefas (Pedro), los hermanos del Señor y, tal vez, Bernabé. Durante ese período, Pablo les escribió una carta que se perdió (1 Co. 5:9).

 

En determinado momento, alrededor del año 54 d. C., una delegación de Corinto se presentó en Éfeso para informar sobre los graves problemas que atravesaba la iglesia. Llevaban consigo, además, una carta en la que algunos miembros de Corinto le planteaban numerosas preguntas a Pablo. En 1 Corintios, entonces, se encuentra la respuesta inicial del apóstol ante las inquietantes noticias y las preguntas de los creyentes corintios.

 

Al poco tiempo, Pablo envió a Timoteo para que le llevara noticias sobre la recepción de la carta, pero el informe que recibió fue negativo. De hecho, fue tan alarmante que Pablo hizo un viaje imprevisto a Corinto. Encontró a la iglesia completamente desorientada, y varios miembros se oponían abiertamente a su liderazgo. Tiempo después, Pablo dijo que su segunda visita a Corinto fue «con tristeza» (2:1; comp. 12:21–13:2). Ya de regreso en Éfeso, escribió una nueva carta (entregada por Tito), a veces llamada «la carta dura» (hay referencias a esta en 2:3-4; 7:8-12), en la cual instaba a los corintios a reconocer su autoridad apostólica.

 

Pasado algún tiempo (aprox. 55 d. C.), Pablo partió de Éfeso rumbo a Troas, una ciudad portuaria en el norte. Allí pensaba ver a Tito y tener noticias sobre la respuesta de los corintios a la dura carta (2:12). Como no logró encontrarse con Tito en Troas, Pablo cruzó a Macedonia para esperarlo allí. Finalmente, Tito llegó y le informó sobre la recepción de su carta por parte de los corintios y de los últimos acontecimientos en aquella comunidad (7:5-7). El libro de 2 Corintios (en realidad, la cuarta carta que Pablo le escribió a esa comunidad) es la respuesta de este ante las noticias que le dio Tito.

UNIDAD TEXTUAL

Aunque casi no existen dudas de que 1 y 2 Corintios pertenecen a la pluma de Pablo, y además, existe amplio consenso para aceptar que 1 Corintios conforma una unidad, en el caso de 2 Corintios, muchos eruditos bíblicos sostienen que la carta es una amalgama de fragmentos. Se cree que los caps. 10–13 se escribieron por separado y en un período posterior que los caps. 1–9; y que, tal vez, el segmento 2:14–7:4 no haya estado incluido originalmente en los caps. 1–9. Muchos estudiosos creen que 6:14–7:1 es un añadido no paulino; algunos han identificado la sección 6:14–7:4 como la carta previa, considerada perdida (1 Co. 5:9) y la sección 6:14–7:1 o bien, los caps. 10–13, como la «carta dura», también perdida (2:3-4; 7:8-12).


Para responder a estas hipótesis, podemos poner las cosas en perspectiva y analizar tanto la historia de la relación de Pablo con los corintios como también ciertas consideraciones literarias importantes respecto de 2 Corintios.


Ahora estamos en condiciones de resolver el problema de la «carta previa» y la «carta dura». No hay duda de que la «carta previa» se escribió antes que 1 Corintios; sabemos, además, que no guarda relación con 2 Corintios. Pero ¿qué diremos de la «carta dura» que algunos hacen coincidir con una sección de 2 Corintios (6:14–7:1 o 10–13)?


Ninguno de estos pasajes reúne los requisitos para ser la «carta dura». Por un lado, 6:14–7:1 es demasiado breve y carece de los signos propios de una carta; por otra parte, en los caps. 10–13, específicamente en 10:10, hay una referencia retrospectiva a la «carta dura».


Algunos autores sugieren que los caps. 10–13 eran una carta separada, escrita poco después de haber enviado los caps. 1–9. De acuerdo con esta explicación, un redactor posterior habría añadido los caps. 10–13 a modo de apéndice.


Este argumento es cuestionable sobre la base de la improbabilidad de que los primeros cristianos que copiaron estos mss. se hubiesen tomado la libertad de alterar las cartas de Pablo, eliminando el final de una y el comienzo de otra. Los mss. del siglo ii prueban la unidad de los textos que componen la carta.


Aquellos estudiosos que reconocen diferencias sustanciales entre los caps. 10–13 y los caps. 1–9, pero cuya postura es de corte conservador suelen resolver el problema explicando que quizá Pablo, mientras escribía la carta, recibió noticias de que la situación empeoraba en Corinto, y eso influyó decididamente en la redacción de los caps. 10–13. Sin embargo, cabe preguntarnos si Pablo hubiese enviado una carta sabiendo que la primera parte ya no tenía sentido.


Por otro lado, la carta sigue una progresión lógica. En los caps. 1–2, Pablo les informó a los corintios sobre sus movimientos en el pasado después de haberse separado de ellos y les explicó por qué no había regresado. En los caps. 6–9, confronta a los corintios con los problemas presentes, en particular, la participación reiterada en cultos paganos y su incapacidad de reunir las ofrendas para los creyentes en Judea. En los caps. 10–13, Pablo anunció su futura (y última) visita a Corinto y exhortó a los destinatarios de la carta a poner la casa en orden antes de que él fuera a verlos. Así, pues, 2 Corintios sigue un orden cronológico, avanzando del pasado al presente, y del presente al futuro.